Un postre sencillo muy refrescante. De textura cremosa y un agradable sabor a limón, con un punto ácido.
Ingredientes:
- 6 limones no muy grandes. Vamos a necesitar el zumo de los 6 limones y si nos gusta, también la ralladura de un limón.
- 400 ml de leche (leche normal o leche evaporada. Yo he puesto leche evaporada)
- 400 gramos de leche condensada.
- 1 sobre de gelatina de limón.
- 1 cucharada sopera de azúcar moreno (opcional).
Exprimimos los limones y reservamos el zumo. Rallamos la piel de un limón (la parte amarilla) y reservamos. Ponemos a calentar la leche en un cacito y cuando empiece a hervir la sacamos del fuego. Añadimos el sobre de gelatina, removemos bien con unas varillas manuales, rápido y con energía, para disolverla totalmente y que luego no nos encontremos grumos. Añadimos la ralladura de un limón (si no os importa encontraros los trocitos de ralladura), la leche condensada y el zumo de los 6 limones. Removemos bien con las varillas hasta que esté todo bien integrado.
Forramos un molde rectangular con papel film y echamos una cucharada sopera de azúcar moreno bien repartida por la superficie y luego volcamos la mezcla en dicho molde. Cuando esté tibio, lo metemos en el frigo para que cuaje y esté fresquito. Yo lo preparé de un día para otro.
Finalmente, lo desmoldamos y adornamos al gusto, con rodajitas de limón azucaradas, fresas, etc. Se debe servir muy frío.
Nota: Con estas cantidades tiene un punto ácido, pero si os gusta más dulce se añadiría más cantidad de leche condensada.
Esta receta también podría tener una versión light cambiando la leche condensada por leche desnatada y un poco de edulcorante.
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